Uno de los mayores retos de nuestra integración en la nación peruana es que sabiéndonos un país heterogéneo y plural, aceptemos y toleremos nuestras diferencias, recociendo como común a todos, lo que denominamos la peruanidad, identidad que se ha ido construyendo en estos dos últimos siglos y que nos reúne en torno a símbolos patrios, pasado y destino común, caracteres que aceptamos como propios al país en todo el territorio patrio.
Llevando este debate al terreno del fútbol peruano, si hay una característica que resalta es una notoria popularidad de los equipos del sur del país, que en términos deportivos encarnan ese orgullo regional, mayor que la existente en las regiones del norte peruano, donde hay mas hinchas de equipos limeños inclusive. Sin embargo, en el trato que los medios de comunicación les brindan desde Lima, donde se concentra y cobra mayor cobertura esta información, todos son motejados como provincianos, de segundo orden, frente a lo que denominan los equipos grandes de Lima, que gozan de mayor simpatía y atención tanto periodística como publicitaria.
Ello no sería cuestionable, si no es porque esta diferenciación se torna en discriminatoria, cuando en la transmisión televisiva, que es monopolio estaciones de la capital de la República, se hace gala de un notoria simpatía, aliento y respaldo a los equipos de fútbol “limeños” frente a un trato secundario a los equipos “provincianos”, al punto de advertirse no solo un trato diferenciado frente a equipos contendientes similares, lo cual constituye un atentado a la igualdad, tornándose discriminatorio el trato a los “provincianos”, sino que además los consumidores o usuarios de estas transmisiones recibimos una información de los narradores y comentaristas, notoriamente parcializada.
Lo mismo sucede en periódicos y paginas web de procedencia de la capital...
Este trato discriminatorio y diferenciado en la transmisión televisiva de los partidos del fútbol profesional, en las poblaciones que poseen una mayor mentalidad regionalista, genera rechazo y descontento, evidenciando postración y postergación constante, situaciones que hacen que se incuben resentimientos que mas tarde y frente a otra clase de fenómenos desemboquen en violencia.
Quienes viven en espacios distintos a la capital, más aun que poseen sentimientos regionalistas fuertes, frente a esta realidad que los margina y ubica en una relación de relegación frente a equipos de fútbol capitalinos “grandes” ven afectada su integralidad y dignidad a un trato equitativo, compartiendo una situación muchas veces generalizada en ciudades del “interior” de sufrir violencia estructural.
CONCLUSIONES
En la transmisión televisiva del fútbol profesional peruano, al darse un trato diferenciado a equipos contendientes de naturaleza similar, (igual número de jugadores, reglas similares etc) se atenta contra el derecho a la igualdad de trato, evidenciándose una discriminación por su origen a equipos de fútbol “provincianos” frente a un trato favorable de los llamados equipos “grandes capitalinos”.
Un televidente que no tiene la posibilidad de optar por otra transmisión menos parcializada en los canales de televisión, pues solo uno realiza esta transmisión a nivel nacional, si no esta de acuerdo con el favoritismo de los narradores y comentaristas, tiene que resignarse a la afectación de su derecho a recibir una información independiente e imparcial.
A fin de forjar una sociedad más igualitaria en derechos, es preciso que los comunicadores, narradores y comentaristas, aprecien cabalmente la consecuencia de sus acciones, puesto que como se ha visto, esta situación genera malestar y un sentimiento de marginación y exclusión que genera grados de violencia estructural en la sociedad.
Una posibilidad para un trato más igualitario, si es que no se da ello en los propios narradores, sería que en las transmisiones se cuente con paneles de comentaristas que simpaticen con ambos contendientes, no solo con uno favorecido.
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